12 de marzo de 2015

DEPORTE EN PARIS (Sita y la SemiMarathon)

Y llegó la primavera, con sus lluvias y sus flores, con su subida de los carburantes y sus alergias, con sus rayos de sol y sus terrazas repletas.

Y en mi cuerpo se obró el milagro y dejé de  tener ganas de dormir 10 o 12 horas diarias para reducirlo a 6. Pero sobre todo es el momento en que te das cuenta que tu tono de piel no va a juego con los colores de la nueva temporada de la ropa de Zara, que necesitas tomar el sol y... OH!!!! Llego tarde a la operación bikini!!!

Así es como he modificado ciertas pautas de mi vida;

- Ceno a las 20:00 con la esperanza de dormir a las 22:00, habiendo hecho la digestión, pero no. A las 22:00 estoy tomando un chocolate con galletas y sobre las 00:00 re-ceno (unos huevos con patatas).

- Me ha dado por comer mucha fruta y verdura, que todos sabemos que comer verdurita y fibra es muy bueno, pero tienen que venir unos científicos de la universidad de Oklahoma a explicarnos que la fibra nos da vida. 

- Hago deporte 4 veces a la semana. 

En este último punto es por el que vengo a hablar. Resulta que soy una persona poco dada a decir "NO", y esto me lleva a situaciones peculiares en mi día a día.

Sita salía a correr de vez en cuando y se preocupaba de lo importante; que las zapatillas fueran a juego con la camiseta. Estaba la mar de contenta con ello y, de repente, el Santo va y me dice; "Sita que te parece si corremos la media maratón de París, total solo lo son 21km"

Si es que no puede ser… te creces, te creces y cuando tu autoestima está en lo más alto, ¡bam! dices que SI.

He entrenado duramente durante muchos meses y el domingo llegó el GD (gran día). Las hormonas se pusieron de fiesta y me vinieron los ataques de pánico, los titubeos y mi entusiasmo fue relegado al ostracismo. 

Todo el sábado lo dediqué a lloriquear y a maldecir por haber cometido el error de apuntarme en algo que supondría la muerte segura.

Cuando el domingo llegué al evento los nervios estaban a flor de piel, 40.000 personas con nuestros dorsales, nuestros nervios y una tonta sonrisa de; 'río por no llorar' 

Es curioso, cuando era (más)joven Sita era nadadora y entrenaba duro, pero siempre los nervios se diluían cuando me lanzaba a nadar. El domingo volví a sentir lo mismo, una adrenalina que no se muy bien explicar.

Dieron la salida y de repente todo tenía sentido, cada paso era un paso menos y cada km una meta más.

Al final la corrí, entera, en 2 horas, sin parar, sin llorar, sin retirarme... Y cuando llegué a la meta tuve ese instante de felicidad completa.

Ha sido una experiencia única.


PD; otra gran ventaja es que he recuperado unas piernas que no tenían tan buena pinta desde la Expo de Sevilla '92.






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